lunes, 26 de marzo de 2012

Introducción a la historia de Honduras


¡Muy buen día a todos! Hoy escribiré sobre la historia del territorio de la actual Honduras. Estén listos para este viaje a lo largo de la historia.
Si tuviéramos que hablar sobre cuando el territorio de Honduras fue poblado, sería muy difícil dar una buena respuesta, pues en 1960 se creía que fue poblado por recolectores de maíz por los 45mil años A.C. y recientemente se han encontrado pruebas de que pudo haber sido poblado por los 60mil A.C. Los primeros grupos sedentarios en Honduras fueron grupos chibchas que llegaron del norte de Colombia alrededor del Siglo 10 A.C., y hasta ahora esos pueblos antiguos viven y son parte del tesoro cultural de  Honduras. Las etnias chibchas en Honduras son los Sumos o Tawakas, Lencas,  Pech y Misquitos. Los Tolupanes o Xicaques son parte del grupo  lingüístico tequistlateco-jicaques, de los cuales se desconoce su proceder pero se cree que todo este grupo lingüístico pudo tener su origen en la lengua Hokanas de los grupos indígenas de la California Mexicana y Estadounidense. Por último, llegaron los mayas Chortís por el siglo IX A.C, aunque no fue hasta 426 A.D. que se funda la ciudad estado de Copán. Estos son los grupos nativo americanos que poblaron el territorio de Honduras.

La fundación de Copán (de nahuátl copantl que significa "portón" o "puente") u Oxwitik (del maya Chortís que significa "Tres Raíces") es un punto vital para el desarrollo de la cultura y la historia, ya que gracias al impresionante calendario maya sabemos muchas fechas con gran precisión. Sus actividades se relacionaron mas con los pueblos mayas en la actual Guatemala y en la península de Yucatán, pero si mantenía un nivel de intercambio comercial con los grupos chibchas. En Copán pudo haber grandes astrónomos y poetas, pero si existieron, sus trabajos se perdieron en la conquista. El libro más antiguo de Honduras, hecho en piedra en el siglo VIII A.D., es La Escalinata de los Jeroglíficos donde está escrita la historia de la ciudad de Copán. Lamentablemente el colapso general de la civilización maya se dio en el año 822 cuando se coronó al último rey de Copán que murió rápidamente, lo que conllevo a la pérdida de autoridad, combinado con problemas ambientales, pestes y revoluciones. Copán perdió casi instantáneamente más de la mitad de su población. Para la conquista solo quedaban pequeños pueblos a lo largo del rio Copán.

Luego, la conquista.  El encuentro de la costa norte por parte de Cristóbal Colón en su último viaje a las indias occidentales no fue de gran importancia de primer momento, aunque fue en ese día que se celebró la primera misa católica en América continental. Él desconocía que se encontraba en un gran continente. Las exploraciones posteriores demostraron, con los registros prehispánicos, que aunque los mayas en un tiempo dominaron el comercio con las tribus chibchas para la época de la conquista  los pueblos náhuatl habían destruido el monopolio maya sobre el comercio. La conquista en Honduras, como en toda América fue brutal y catastrófica para los pueblos nativos. Las únicas etnias que lograron mantener una ofensiva efectiva contra los conquistadores fueron los lencas, unificados por el cacique Lempira y los Misquitos unidos por una débil confederación de tribus. Los lencas fueron finalmente derrotados, pero los misquitos mantuvieron el extremo oriente de los actuales Honduras y Nicaragua fuera del dominio español. Para finales del siglo XVI A.D. todo el actual territorio de Honduras exceptuando las zonas habitadas por los misquitos habían sido anexadas al imperio español. Durante la conquista la literatura maya, no solo en Honduras, sino en toda la región maya había sido virtualmente eliminada ya que fue considerada herética. Los pueblos autóctonos poco a poco empezaron a perder su lengua y se les forzó a cambiar su religión. Durante la colonia se establecieron dos provincias: Higueras en el norte y Honduras en el sur; el conjunto de los dos territorios era conocido como "Nueva Extremadura".  Higueras se atribuye a las calabazas de los árboles de jícaro. Para el nombre de Honduras hay dos mitos y ninguno es totalmente comprobable. Uno es que cuando Cristóbal Colón desembarcó en Trujillo después de una tormenta exclamo: "Gracias a Dios que hemos salido de esas Honduras".  Y la otra es que Honduras viene del leonés (dialecto  casi extinto de España)  fondura que significa anclaje. Para 1543 ambas provincias se unieron  en una sola provincia llamada Honduras y para 1548 paso a ser parte de la Capitanía General de Guatemala. Durante esta época la literatura era casi inexistente y el teatro uno de los lujos más caros, lo más cercano literatura eran las cartas de los cronistas. Los centros urbanos eran Trujillo en el norte, Comayagua y Tegucigalpa en el centro y Gracias en el occidente. Fue en la colonia que dos nuevos grupos totalmente distintos entraron al país, fueron los garífunas y los isleños, provenientes de África.

La Independencia llega a Honduras en 1821 y es anexado al primer imperio mexicano, luego en 1823 los estados centroamericanos deciden separarse de México y formar la Federación Centroamericana.  La federación tuvo grandes enemigos como la iglesia, el imperio británico, el expansionismo de los E.U.A. y  políticos corruptos. Para 1838 la federación es destruida y Honduras empieza como un estado independiente.  Los países centroamericanos se unieron por última vez para derrotar a la intervención del estadounidense William Walker que buscaba tomar posesión de Centroamérica y anexarlo a E.U.A. pero fue vencido por la coalición centroamericana dirigida por el Hondureño Florencio Xatruch.
Honduras careció de reformas para incrementar su producción durante sus primeros años y desarrolló una corrupción sistemática. Para 1870 se empezó a abrir las puertas para la entrada de extranjeros. Con esto se entra en el infame tiempo del imperialismo económico, con empresas como La United Fruit Co. y La Standard Fruit Co. Tomaron posesión de vastos territorios nacionales y su poder llego a ser tan inmenso que ellos podían sustituir y elegir presidentes. Estas compañías trajeron un rápido desarrollo al país, pero también por su origen “no bondadoso”  nos trajo grandes problemas, como corrupción crónica e inestabilidad política. También se vieron brutales regímenes dictatoriales, el más ruin fue el de Tiburcio 
Carias Andino.

La primera mitad del siglo XX fue de gran dificultad para el país con una gran desestabilidad política y la otra mitad fue un incremento masivo en los problemas sociales. Una gran parte se demostró en la gran huelga de 1954 donde en su punto máximo el 70% de la fuerza obrera hondureña estaba en huelga. El orden constitucional fue agredido varias veces y fue hasta en los 1980s hasta 2009 el periodo democrático más largo de toda la historia hondureña. El orden constitucional del presidente fue agredido por última vez en el 2009, pero las elecciones continuaron sin ningún atraso.

La primera década del siglo XXI ha sido caótica, el IDH subió .021, lo cual es extremadamente poco progreso para 10 años. Los problemas sociales como la violencia, el desempleo, la disparidad de ingresos, el crimen organizado, la corrupción y la mala educación han incrementado como nunca antes.

Honduras  desde su inicio en 1821 ha sufrido grandes altibajos, en momentos que el país parecía desarrollarse rápidamente ha chocado con sus antiguos vicios, como la corrupción sistemática, la negligencia, la falta de ideas, etc. También la gente que habitó estas tierras ha hecho cosas impresionantes, incluso antes de que hubiera un concepto de nacionalidad en el territorio había una gran creciente cultura. Ante la invasión española las tribus de oriente no cayeron esclavas y en tiempos de dictadura se erguieron grandes proyectos que hasta la fecha siguen nutriendo nuestro camino hacia el desarrollo, como se ve en la represa hidroeléctrica El Cajón.

En estos precarios tiempos, con peligros, inequidad y desconfianza es momento que todos los hondureños recobremos el rumbo, de que nos demos cuenta que nos estamos volviendo fríos ante nuestra situación. Muchos se preguntaran, “¿Qué puedo hacer yo? No soy un político, no soy policía, e incluso ellos se venden y no hacen su objetivo”. Pues es muy sencillo, no sean negligentes, todos conocen a un alma perdida, no es que indaguemos en la vida de los demás por metidos o chismosos, sino por el bien de nosotros mismos y el de las futuras generaciones. Hay que procurar no corromperse ante nuestra efímera situación, sino hacerle frente con patriotismo, con humanismo y con genuino respeto al prójimo. Para que en verdad seamos un pueblo libre, todos tenemos que actuar. Para terminar dejaré lo que yo creo es la libertad, como lo dijo Simón Bolívar: “La libertad de uno termina donde empieza el derecho del prójimo”. 

¡Espero que hayan disfrutado la lectura, comenten!